Existen decenas de clasificaciones de playas, sin embargo en términos de su gestión integrada, pocas mejores que la de Allan T. Williams. Las Playas Remotas son uno de los cinco tipos de playas que este investigador gales establece, siendo consideradas como aquellas que solo se puede llegar por embarcación, vehículo todoterreno o a pie. También se suelen clasificar aquellas playas que se encuentran lejanas de los principales centros poblados. Es decir, lo que define una playa como remota es su característica de difícil acceso, y por tanto, mayor nivel de naturalidad, pues es poco rentable para ser comercializada por los grandes flujos de turismo o urbanizadores.
El interés de investigación en estas playas parte precisamente de su fragilidad ante las fuerzas destructoras del mercado. Desde el Grupo de Investigación en Sistemas Costeros hemos considerado las playas naturales como en vía de extinción, pues una vez que una playa es antropizada es imposible reversar su degradación. Para ello se ha formulado el proyecto de Turismo Científico en Playas Remotas, con el cual se espera empezar a generar la línea base de playas remotas en el Caribe Colombiano, de manera que se pueda alertar cuando haya acciones que degraden su valor natural. Un esfuerzo financiado por los generosos aventureros que apoyan las actividades desde la plataforma de Oper To Science.
Playa Sardí es una playa totalmente natural, en gran parte por la conservación que realiza la Reserva de la Sociedad Civil El Bembé, con quien limita al extremo norte. La playa tiene una orientación Norte-Sur, con la desembocadura del Arroyo Sardí casi en su centro. Es una playa de granos gruesos, entre marrones y dorados, en gran parte aportados por el arroyo Sardí, así como algunos sedimentos de origen biológico, de los arrecifes que están frente a la playa. El oleaje es bastante dinámico, con gran fuerza en la época seca del año (diciembre a marzo). Debido a su dinamismo, en algunas ocasiones se generan corrientes laterales y longitudinales, lo que puede ser peligroso para bañistas no entrenados. Detrás de buena parte de la playa se encuentra una madrevieja de manglar, lo cual permite formar un delgado cordon dunar, con vegetación típica de estos sistemas costeros. En sus dos extremos tiene salientes rocosos, por lo cual tiene una estabilidad dinámica de su ancho, solo con variaciones estacionales.
Bobalito es una de las playas más extensas del departamento de Antioquia, en el municipio de Necoclí. Hace parte de un Distrito Regional de Manejo Integrado, lo que supone ciertas ventajas en términos de protección natural. Tiene una extensión de casi 10 km, con una orientación noroeste. Los sedimentos son de arena de grosor medio, en gran parte aportados por la Ensenada de Rionegro y algunos pequeños arroyos cercanos. El uso del suelo detrás de la playa es principalmente ganadería y remanentes de bosque natural. En toda su extensión tiene amplios campos dunares, algunos de varios metros de ancho, lo que le da un valor ecológico muy importante y permite que sea una playa totalmente estable, sin ningún proceso erosivo. El oleaje cambia entre época seca y húmeda, pero en general es posible bañarse sin riesgo antes de la zona de rompiente.
Las playas remotas son muy valiosas, pero están en extinción (!).
A raíz de ello, varios nodos de la Red Iberoamericana de Gestión y Certificación de Playas (www.proplayas.org) desarrolló un sello para promover la conservación y admiración de estos paisajes excepcionales. Este esquema de certificación de paisajes costeros se basa en un método científico de evaluación, probado a nivel mundial y centrado en 18 elementos naturales y 8 humanos, que se calculan por medio de lógica difusa. Esta certificación busca promover un turismo que comprenda el valor de las playas naturales, que en su mayoría de casos solo quedan en zonas remotas. Desde el Grupo de Investigación en Sistemas Costeros hacemos parte del consorcio que creó esta certificación y lideramos a nivel continental la etapa piloto con México, Brasil, Perú y Cuba.